BREVE TRATADO SOBRE EL AMOR
lo amé con la dulzura de ciertas flores silvestres
de esas que crecen por la orilla de los caminos
donde la inocencia
guarda todavía secretos a los viajeros
y lo abracé
con mis alas enhiestas
de águila en desbandada
lo amé tanto de veras tanto
que un buen día me clavé alfileres en los ojos
para ver lo que él veía
me agujereé los calcañales
para sentir el hervor de la tierra y sus relámpagos
y vi que su palabra era fuego
y me volví arena en sus brazos
y me dormí en el vientre de una roca
al despertar
yo era una planta con espinas
y el hombre que amaba tanto
mordía los brotes de mis pies
convertido en perro
ese animal noble que nos cuida pero también enloquece
demasiada luna llena dirán a su favor
dos o tres magos
excavadores de ruinas
aquellos que han patentado la demencia
y han escrito extensos tratados
sobre las pasiones
mi raíz tenía ponzoña no voy a negarlo
ahora que estoy de pie junto a su cama
viéndole escupir esta babaza
blanca y tibia como la leche
LA MUJER QUE SE GASTÓ AL CAMINAR
ella es la mujer que echó sus perlas al océano
cuando el reflejo en los barcos de plata
se hundió
ella venía caminando sobre el agua
como un pez recién evolucionado
y sonreía al crepitar lluvias bárbaras
detrás de su nuca
tenía las manos sucias y la boca llena de gusanos
porque había estado enterrada
novecientos días bajo los rostros del tiempo
ella iba diciendo adiós a los pescadores
con una mano blanquísima en el muelle
y cinco fractales rojos al viento
ladraban los recuerdos
con sus hocicos de arena
PUERTA UNO 12:30
querría decirte
ésa no era yo
ni sus pasos nada en ella delataba
el deseo de caer por la escalera o de un escaño
sombra como
ausencia
o túnel dilatado
arena que suspende volátil letanía
goteo de sangre fresca
en la calle y sus espacios
URGENCIAS 10:40
de esas historias que jamás
las madres relatan en la cama
a los niños
antes de moldear su sombra
bajo el árbol de los sueños
pálida estrellita coagulada
entre los ojos
sin paracaídas sin memoria de los gritos
a raudal
un diente y otro
no en círculos de fuego
cantas
al agua silenciosa
estertor de la mañana
tu boca succionando
azucarada leche tibia
el placer de la esperanza que se cansa de ser vida
*Poemas del libro Gasterópodo de Marisol Vera Guerra (Ediciones EL HUMO, 2014- 2015)