martes, 22 de diciembre de 2015

Cuatro poemas de Marisol Vera Guerra




BREVE TRATADO SOBRE EL AMOR

yo amé a un hombre
lo amé con la dulzura de ciertas flores silvestres
de esas que crecen por la orilla de los caminos
     donde la inocencia
     guarda todavía secretos a los viajeros
y lo abracé
con mis alas enhiestas
de águila en desbandada
lo amé tanto      de veras tanto
que un buen día me clavé alfileres en los ojos
     para ver lo que él veía
me agujereé los calcañales
     para sentir el hervor de la tierra y sus relámpagos
y vi que su palabra era fuego
y me volví arena en sus brazos
y me dormí en el vientre de una roca
al despertar
yo era una planta con espinas
y el hombre que amaba tanto
mordía los brotes de mis pies
convertido en perro
ese animal noble que nos cuida pero también enloquece
demasiada luna llena dirán a su favor
dos o tres magos     
             excavadores de ruinas
aquellos que han patentado la demencia
y han escrito extensos tratados
     sobre las pasiones   
mi raíz tenía ponzoña no voy a negarlo
ahora que estoy de pie junto a su cama
viéndole escupir esta babaza
blanca y tibia como la leche

LA MUJER QUE SE GASTÓ AL CAMINAR

ella es la mujer que echó sus perlas al océano
cuando el reflejo en los barcos de plata
              se hundió

ella venía caminando sobre el agua
como un pez recién evolucionado
y sonreía al crepitar lluvias bárbaras
                              detrás de su nuca
tenía las manos sucias y la boca llena de gusanos
porque había estado enterrada
novecientos días bajo los rostros del tiempo

ella iba diciendo adiós a los pescadores
con una mano blanquísima en el muelle
y cinco fractales rojos     al viento
                  ladraban los recuerdos
                  con sus hocicos de arena


PUERTA UNO     12:30

querría decirte
ésa no era yo
ni sus pasos nada en ella delataba
el deseo de caer     por la escalera     o de un escaño
sombra como
ausencia
o túnel dilatado
arena que suspende volátil letanía
goteo de sangre fresca
en la calle y sus espacios

URGENCIAS     10:40

de esas historias que jamás
las madres relatan en la cama
a los niños
antes de moldear su sombra
bajo el árbol de los sueños

pálida estrellita coagulada
entre los ojos     
sin paracaídas sin memoria de los gritos
a raudal
un diente y otro
no en círculos de fuego    
                        cantas
                        al agua silenciosa
estertor de la mañana
tu boca succionando
    azucarada      leche tibia
el placer de la esperanza que se cansa de ser vida



*Poemas del libro Gasterópodo de Marisol Vera Guerra (Ediciones EL HUMO, 2014- 2015)