André
Breton (1913-1966): "médico de formación " poeta y teórico, fundador,
(animador) y líder indiscutido del movimiento surrealista.
En
1919 crea la revista "Litteratura"; órgano del dedaísmo en Paris;
rompe con este movimiento para iniciar las experiencias sistemáticas sobre el
automatismo psíquico por influencia de las concepciones de Freud En 1924
publica el "Primer Manifiesto Surrealista" y la revista "La
Revolución Surrealista" órgano específico del movimiento.
Desde
1925 se produce su acercamiento al movimiento marxista revolucionario, del cual
formará parte de manera heterodoxa:
"Transformar
el mundo -dijo Marx-; Cambiar la vida -dijo Rimbaud-: estas dos consignas, para
nosotros, son una sola".
Diez diarios: Les
Nouvelles Littéraires, L'Oeuvre, Paris Midi, Le Soir, Le Canard enchainé, Le
Progres médical, Vossische Zeitung, Le Rouge et le Noir, La Gazette de
Bruxelles y Le Moniteur du Puy-de-Dôme, se hicieron eco, según tengo
entendido, de la polémica suscitada por la Sociedad Médico Psicológica acerca
de un pasaje de mi libro Nadja: "Sé que si estuviese loco, e
internado desde hace algunos días, aprovecharía una remisión que me
dejara mi delirio para asesinar con frialdad al primero, con preferencia el
médico, que cayera
entre mis manos. Con
esto lograré, por lo menos, que me ubiquen como a los furiosos en un
compartimento solo. Tal vez así me dejarían en paz". La mayoría de estos
diarios; preocupados antes que nada por sacar partido humorístico del
incidente, se limitaron, por otra parte, a comentar la réplica ridícula de
Pierre Janet: "Las obras de los surrealistas son confesiones de obsesivos
y de maníacos de la duda", y a reproducir las bromas que suelen hacerse
cada vez
que el alienista
pretende tener quejas del alienado, el colonizador del colonizado, el policía
del individuo que detuvo al azar o no. Pero no hubo nadie que denunciara la
pasmosa pretensión del Dr. de Clérambault, quien, no contento con
solicitar en aquella oportunidad la protección de la "autoridad"
contra los surrealistas, gente que según él sólo aspira a "ahorrarse
el trabajo de pensar" (sic), no teme sostener que el alienista
debe tener garantías ante el riesgo de ser jubilado prematuramente... en el
supuesto caso de que se le ocurra matar a un enfermo fugado o liberado a quien considere
como una amenaza personal. En semejante situación, tendría que mediar, se
dice, una sólida recompensa económica. Es evidente que los psiquiatras,
acostumbrados a tratar a sus pacientes como perros, se sorprenden de que no se
les autorice, aun fuera del servicio clínico, a liquidarlos.
Se comprende, de
acuerdo con sus declaraciones, que el Dr. Clérambault
no haya encontrado
mejor manera de ejercer sus brillantes facultades que en el marco de las
prisiones, y también se explica que posea el título de médico-jefe en la
enfermería especial de la cárcel de la Prefectura. Resultaría sorprendente que
una conciencia de este temple, que un espíritu de esta calidad no hubiera
encontrado el medio de colocarse enteramente a disposición de la policía y de
la justicia burguesas. ¿Me será permitido decir, sin embargo, que según
ciertas opiniones hay
en esto un compromiso suficiente como para que se pueda, sin insultar a la
ciencia, tomar por sabios a hombres que, lo mismo que el escandaloso señor Amy
(del caso Almazain), tuvieron por primera función la de servir de
instrumentos para la represión social? Sí, afirmo que es preciso haber
perdido todo sentido de dignidad (de indignidad) humana para llegar a exponerse
en la Corte Criminal en calidad de experto. ¿Quién no recuerda la controversia
edificante entre expertos alienistas durante el juicio de
la suegra criminal,
la señora Lefevre, en Lille? Durante la guerra comprobé el poco caso que la
justicia militar hacía de los informes médicos legales -quiero decir que los
expertos alienistas toleraban que se despreciaran sus informes, cuando a sus
escasas demandas de absolución, fundadas en el reconocimiento de la
irresponsabilidad "total" del acusado, se dictaban a veces las peores
condenas. ¿Puede pensarse que la justicia civil es más tolerante, que los
expertos están normalmente en mejor posición desde entonces: 1º que el artículo
64 del Código Penal sólo reconoce la culpabilidad del acusado en el caso de ser
admitido que se "encontraba en estado de demencia en el momento del hecho,
o que se vio obligado a ello por una fuerza a la que no pudo
"resistir" (texto filosóficamente incomprensible); 2º que la
"objetividad" científica, -que se presenta como auxiliar de la
"imparcialidad" ilusoria de la justicia, en el dominio que nos ocupa,
es por sí misma una utopía; 3º que resulta claro -en realidad la
sociedad no pretende castigar al culpable, sino al antisocial- que se
trata, antes que nada, de satisfacer a la opinión pública, esa bestia inmunda
incapaz de aceptar que no se reprima la infracción puesto que quien la cometió
sólo estuvo enfermo durante dicha infracción, de modo que la reclusión médica,
admitida hasta cierto punto como pena, ya no es defendible? Afirmo que el
médico que acepta, en condiciones semejantes, pronunciarse frente a los
tribunales, si no lo hace sistemáticamente para proclamar la irresponsabilidad
completa de los acusados, es un cretino o un canalla, que resulta lo mismo.
Si se toma en cuenta,
por otra parte, el desarrollo reciente de la medicina mental, y esto sólo desde
el punto de vista psicológico, se comprueba que su gestión principal consiste
en la denuncia cada vez más abusiva de aquello que, a partir de Bleuler, fue
llamado autismo (egocentrismo), denuncia burguesa de las más
cómodas, puesto que permite considerar como patológico todo lo que en el
hombre no es lisa y llanamente adaptación a las condiciones exteriores de la
vida, puesto que tiende secretamente a eliminar todos los casos de rechazo,
de rebeldía, de deserción que aparecían o no hasta ahora dignos de acreditar
consideraciones (poesía, arte amor pasión, acción revolucionaria, etc.).
Autistas hoy los surrealistas (para el Dr. Janet -y, no cabe duda, para el Dr.
Claude). Autista ayer aquel joven profesor de física examinado en el hospital
de Val-de-Grâce porque, al ser enrolado en un regimiento de aviación, "no
tardó en manifestar su desinterés por el ejército y confesó a sus compañeros el
horror que le inspiraba la guerra, a la que consideraba un asesinato
organizado". (Este individuo presentaba, según el profesor Fribourg-Blanc,
que publica el resultado de sus observaciones en
Annuales
de médicine légale de febrero de 1930, "tendencias
esquizoides evidentes" Así se expresaba: "Búsqueda de aislamiento,
interiorización, desinterés hacia las actividades prácticas, individualismo mórbido,
concepciones idealistas de fraternidad universal"). Autistas mañana, según
el testimonio infame de esos señores, es decir repentinamente desviables de la
dirección en la que sólo los orientan sus conciencias, es decir confiscables
a voluntad, todos los que se obstinaban en no aclamar las consignas detrás
de las cuales se oculta esta sociedad para tratar de hacernos partícipes, sin
excepción posible, de sus fechorías.
Nos
honra ser los primeros en señalar aquí este peligro y en oponernos al
insoportable, al creciente abuso de poder por parte de personas a quienes no
vemos tanto como médicos si no como carceleros, y sobre todo
proveedores de presidios y cadalsos. Como médicos, los consideramos
todavía menos excusables que a los otros, por asumir indirectamente estas bajas
tareas de ejecución. Por más surrealistas o "litigantes" que seamos
para estos señores, nunca les recomendaré lo suficiente tener la decencia de
callar, aun si algunos de ellos caen por accidente bajo los golpes de aquellos
a quienes intentan arbitrariamente reducir.