miércoles, 20 de julio de 2016

XI. [Discurso] de Tedi López Mills




Hoy nos va a hablar de los monstruos que cría el sol
que cría el amor
que cría la duración
que cría la tristeza
que cría la memoria
que cría la vagancia
que cría el río
que cría el puente
que cría el arco
que cría la sombra
que cría el sosiego
que cría la figura del agua en el ojo ajeno
que cría el mal
que cría el miedo
que cría la intención
que cría el acto bruto
que cría la culpa
que cría su rémora de insectos en la piel por inercia
que cría el aire de las moscas y las arañas
que cría a la señora del veneno
que cría la muerte diminuta
que cría un espíritu en trance por el residuo de lástima
que cría el corazón cantando al revés:
por quién por qué,
algo así no dice su nombre.
Nos va a hablar de los monstruos, de las causas,
         primero,
no de los efectos, tan secundarios en este tramo,
         en esta calle;
del odio que se disimula, por ejemplo, en los parques
bajo el follaje dividido, donde ella susurra “buenos días”,
“buenas tardes”, “hola”, “adiós”, dependiendo del trayecto:
ella tan prójimo, él tan persona, la mascota entre ambos,
como sujeto del énfasis,
ella de arcilla remota, inexperta,
él de tierra entre lámina y azogue.
Nos va a hablar de semejanzas, de seres que deambulan
con su propia, íntima conciencia, de quimeras, de
         especulaciones,
de aquí lanzo mi suerte, de allá pongo la tuya: cornisa
         de piedra
bien templada como el albaricoque de Stevens, cuando
         brilla
en su rincón designado y no significa.
Nos va a hablar, ya empieza, de las visiones en el muro
blanco, de la amenaza que medra con el azar,
de las profecías
en los esquemas de futuro que inventamos con cada
itinerario, de la moral colectiva, del individuo clandestino,
del pueblo: ¡no se atrevería!
Nos va a hablar: antes dispuso el porcentaje que la mira.
Los monstruos, concluirá existencialista, humorista,
         recalcitrante,
somos los otros, tanteando, ella enjuta y varada, él en
         su remilgo
sereno: mi casa es tu casa es su casa es la casa de
         todos