sábado, 15 de octubre de 2016

Poemas de Ángel Aviña




Inventario

sobre la mesa
se encuentra el Llanto en un rito jocoso
por haber huido
del blindaje de los Párpados

sobre el sofá
se encuentra disecada La Rutina
taxidermia de primera línea

sobre la silla
el cadáver del minuto anterior
espera el desayuno

sobre la barra
el Whisky
embriaga el vaso con hielo

en el piso
una lupa
y la televisión
declarándole anatema

en la ventana
el relámpago
reclama lo impuntual del trueno

en el congelador
la razón
que fue amputada al libro recluido en la repisa

en la cama
la Huella Dactilar
del Manco

en el armario el Vacío
hasta el tope de la nada

sobre la hoja estas letras

que son el testamento del olvido.



El día fuera del tiempo


soñé una grieta en el cielo

es un presagio   decía mi abuela

años luz de aberturas en el cosmos
raja donde son expulsadas las galaxias

el universo
es una hembra recostada
con las piernas abiertas en labor de parto

algo pronto tendrá que salir expulsado...

soñé un inmenso hoyo negro
con torbellinos
luz y relámpagos incesantes

aquello es un portal   decía mi abuelo

escapes cuánticos
saltos atemporales
allanamiento de dimensiones

el gran orificio es la cuenca tuerta del cosmos
la gran bifurcación de la nada

algo pronto dará un salto
reptará
saldrá de ahí

y yo saltaré a través del universo...

soñé una inmensa tormenta de estrellas
colapsos entre planetas
energía liberada por fisiones nucleares

es evolución    decía mi madre

colisión entre partículas
sinapsis de sistemas solares
creación y destrucción del abismo

la energía que escapa
es un sendero que lleva a la locura
la muerte es necesaria para alcanzar la inmortalidad

pronto surgirán nuevas dimensiones...

soñé un laberinto
en el centro de sus ruinas había un péndulo
en la punta del péndulo una luz

un cometa orbitaba la tierra

es equilibrio    decía mi padre

el tiempo busca la salida al laberinto
el laberinto
busca la propagación del infinito

el cometa es la muerte que vigila a lo lejos

la destrucción
de las ruinas
sellará la luz qué hay en el péndulo

la materia del vacío
es la dimensión de la memoria 

nuestra extinción

una oscura prisión fuera del tiempo
donde materializan los presagios.



Las ramas del Sakura


poco después, una línea de cuerpos desnudos caminando en grupos,
llorando, con la piel colgando como harapos
las manos en el pecho
pisando materia cerebral desmoronada
ropa quemada cubriendo sus caderas

Sankichi Tōge
Agosto 6
I

bajamos el puente
compramos sake
y atún

corrimos al agua
y nadamos rio arriba
hasta el remanso cerca del muelle

II

llegamos al sakura curvo
de la orilla norte

salimos por aire

afuera
había un anciano ciego
que pescaba la cena


III

tomamos un trago

desde el montículo no podía verse
el atardecer
así que subimos al árbol

pude ver desierta la plaza


IV

un perro
sobre la rama   un ave
en la azotea de la casa   un gato
en los pezones de ella  mariposas

dormí encima de su cuerpo

el anciano
dormía
en su dojo

V

yo
balbuceaba
dormía boca arriba
soñaba una luz
que llenaba las calles de fuego

VI

en la mañana salimos
al sakura
escribimos en las ramas

serví el té

el anciano cantaba


VII


leía

luego zumbidos
de avionetas

de pronto la luz
de mi sueño
brillaba tan cerca

corrimos

saltamos al agua


VIII

vimos la luz
prender fuego al árbol

al muelle

hacer ceniza al anciano

llevarse el suelo del dojo
borrar los haikús de la rama


IX

no
había más árbol
casas   
o muelle

X

el anciano cantaba

oía su estribillo
o
fue
su ceniza
en el aire





Ángel Aviña (León, Guanajuato 1991)

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