Ojo por ojo
Para que algo comience en lugar de caer hacia la
muerte.
Carlos Eduardo Jaramillo
Con fúsil en mano
recorro los parajes nocturnos
cuando los perros aúllan,
hace tiempo estuve desprevenida
y la chica heavy de la noche
se rió de mí,
con el placer de quien le arrebata
su primer amor a una mujer en celo.
Ella sabe que me vuelto a enamorar
y no le importa que mi otro amor sea hembra,
sus fauces lésbicas también querrán
revolcarse en esa carne.
Pero esta vez,
con un tiro de gracia
le partiré el hambre de ramera
porque lo que habita mi jurisdicción
no se toca,
se respeta.
Futuro progresivo inexacto.
*
Incorporé elementos matemáticos
en el circuito inguinal
como tentativa de conquista.
Abracé el faro con los ojos
y el grito fue el oráculo
ignorado de la desgarradura.
*
Auscultaste la casa desde la ventana y decidiste
entrar,
eso no me asustó,
lo que me hacía temblar
era imaginarte cerrando la puerta desde afuera
cuando me haya desacostumbrado al silencio.
*
Déjame la responsabilidad sembrada en la lengua.
Alimentaré tu condensación con la única certeza que
conozco:
Es verdad, a mí
tampoco me gustan mis atardeceres
…
Esta noche arranco fantasmas de mi cuerpo,
al encontrarte retrocedo
y luego de mucho tiempo
Desprestigié la estática,
supuse que lo nuestro era renovarse,
crearse más allá del hastío.
Solo fueron 3 y yo que pensaba llegar al 69
contigo.
Mejor no hablar de
ciertas cosas
Piden mi extradición,
sin oponerme
me dejo conducir
hasta la frase
dictatorial de la justicia.
Me encarcelan
por haber dicho que a mi tío
le gustan los hombres con barba
y que de haber conocido a dios
seguro habría fornicado con él.
Estoy condenada por haberle ofrecido
Estoy condenada por haberle ofrecido
a dios alguien tan irreverente como tío.
Seguro las congregaciones religiosas
hubieran creído conveniente
hablar de dios y el papá,
de dios y algún ministro,
pero no de dios y mi tío.
En mi país es una condena
hablar de amoríos entre
personas que no son
de la misma alcurnia.
Estrategia consciente de una vulva asustada
La edad de los espejos
tiene la ausencia de todas las clepsidras diluidas
en el alero de las gaviotas.
Cada vez que me busco
escucho trozos de aullido.
Me cubro los tímpanos y los gritos me vienen de
adentro
Entonces, busco un espacio para romperme el miedo,
flagelarme los órganos con píldoras no basta.
Este flanco inverso a la sonrisa
lleva mi nombre.
De ahí que no me pronuncie para no mancharme los
ojos.
No, hasta que el río haya terminado de babear las
piedras.
Hasta que haya torcido en mi memoria el pescuezo
del hambre.
Porque me ahogué gritando
y mi voz se escondió en los tobillos de la sangre.
Porque el auxilio para mi cuerpo llegó en granos de
agonía.
La sed saboreó la caída de mis manos.
Hoy:
Antes de atragantarme la vulva con tubérculos,
me hago una incisión en el espanto
como prueba final para balbucear mi existencia.
Tania Salinas Ramos. El último rincón del mundo,
Loja-Ecuador