sábado, 17 de junio de 2017

Poemas de Tania Salinas Ramos






Ojo por ojo

Para que algo comience en lugar de caer hacia la muerte.

Carlos Eduardo Jaramillo

Con fúsil en mano

recorro los parajes nocturnos

cuando los perros aúllan,

hace tiempo estuve desprevenida

y la chica heavy de la noche

se rió de mí,

con el placer de quien le arrebata

su primer amor a una mujer en celo.

Ella sabe que me vuelto a enamorar

y no le importa que mi otro amor sea hembra,

sus fauces lésbicas también querrán

revolcarse en esa carne.

Pero esta vez,

con un tiro de gracia

le partiré el hambre de ramera

porque lo que habita mi jurisdicción

no se toca,

se respeta.





Futuro progresivo inexacto.



*

Incorporé elementos matemáticos

en el circuito inguinal

como tentativa de conquista.



Abracé el faro con los ojos

y el grito fue el oráculo

ignorado de la desgarradura.





*

Auscultaste la casa desde la ventana y decidiste entrar,

eso no me asustó,

lo que me hacía temblar

era imaginarte cerrando la puerta desde afuera

cuando me haya desacostumbrado al silencio.



*

Déjame la responsabilidad sembrada en la lengua.

Alimentaré tu condensación con la única certeza que conozco:

Es verdad, a mí tampoco me gustan mis atardeceres




Esta noche arranco fantasmas de mi cuerpo,

al encontrarte retrocedo

y luego de mucho tiempo

pongo mis heridas en manos de dios.



Desprestigié la estática,

supuse que lo nuestro era renovarse,

crearse más allá del hastío.

Solo fueron 3 y yo que pensaba llegar al 69 contigo.





Mejor no hablar de ciertas cosas

Piden mi extradición,

sin oponerme

me dejo conducir

hasta la frase

dictatorial de la justicia.

Me encarcelan

por haber dicho que a mi tío

le gustan los hombres con barba

y que de haber conocido a dios

seguro habría fornicado con él.
Estoy condenada por haberle ofrecido

a dios alguien tan irreverente como tío.

Seguro las congregaciones religiosas

hubieran creído conveniente

hablar de dios y el papá,

de dios y algún ministro,

pero no de dios y mi tío.

En mi país es una condena

hablar de amoríos entre

personas que no son

de la misma alcurnia.





Estrategia consciente de una vulva asustada

La edad de los espejos

tiene la ausencia de todas las clepsidras diluidas en el alero de las gaviotas.

Cada vez que me busco

escucho trozos de aullido.



Me cubro los tímpanos y los gritos me vienen de adentro



Entonces, busco un espacio para romperme el miedo,

flagelarme los órganos con píldoras no basta.



Este flanco inverso a la sonrisa

lleva mi nombre.

De ahí que no me pronuncie para no mancharme los ojos.

No, hasta que el río haya terminado de babear las piedras.

Hasta que haya torcido en mi memoria el pescuezo del hambre.





Porque me ahogué gritando

y mi voz se escondió en los tobillos de la sangre.

Porque el auxilio para mi cuerpo llegó en granos de agonía.



La sed saboreó la caída de mis manos.



Hoy:

Antes de atragantarme la vulva con tubérculos,

me hago una incisión en el espanto

como prueba final para balbucear mi existencia.









Tania Salinas Ramos. El último rincón del mundo, Loja-Ecuador