Esta es la planta que deseaba ser
Esta es la planta que necesitaba ser.
La que nacería a la izquierda de
todo,
así como la muerte.
Todo lo que florece ronronea, muestra
su tallo,
enseña su cuello de cisne, anhela estrangularse.
Quién querrá comer mis frutos
Quién querrá ensuciarse
Chorrearse con sus jugos.
Quién me exprimirá, quién desea
estrangularme.
Quién me sumerge en lo helado
para conservar mi última agonía
Quién lee en sus hojas mi destino.
Cuántos hijos hay
Bajo qué sombra descansa mi sombra
Soy planta acariciada por la niebla.
Soy planta que acaricia la rugosidad
de tu sexo,
la rugosidad de tu tronco tan dentro
de mi muerte
Húmeda y silvestre.
Árbol feroz de raíz silenciosa,
árbol feroz en maceta diminuta que
revienta.
Mujer dócil sin espinas
A quién daré sombra?
Qué veredas levanto?
Quién desea estrangularme?
de El sueño de Sara Singer
Alcaudón
Al final tenemos los hábitos del
alcaudón
Digo, que mientras tomas café
pensando en esa tía enferma
en cómo le dirás a tu madre
ensayando una
intención mansa y enemiga
que suplante a las palabras:
empleas un método
rompes el hielo
Observas a la presa empalada en el
espino
te dignas a esperar
que la víctima macere
que adquiera ese sabor incierto
de lo que ha sido sometido a cierto
aire, cierta luz
cierta displicencia
de El animal no domesticado
Quién te persigue?
Dios, el tiempo, la fatalidad,
la tentación, el soborno,
una misión
alguien que huye?
Qué vas a decir cuando te encuentre?
Que no estás?
Te harás el muerto
para que la muerte no te alcance
Te desvivirás para no vivir?
Dónde vas?
al frenesí de la vejez?
Qué hay al final de todo?
una puerta, un espejo, un borde.
Qué es la reencarnación?
Un hueco al fondo de dios?
Qué te impulsa?
el viento, los brindis,
la curiosidad, el deseo,
la marea de los hombres?
Qué te retrasa?
el error?
la invalidez, la mediocridad,
el juego,
las incógnitas?
Qué das de comer a esas palomas?
Qué de tu paz, de tu desolación o tu
espera?
Qué belleza nos embellece y cuál nos
da el consuelo?
En otra vida leeré los poemas que hoy
escribo?
Lo real va por detrás de la visión
y la visión por detrás del sueño.
La mirada siempre está un paso
adelante.
El sueño es
inalcanzable.
de El animal no domesticado
Oscura importancia
Abrí los ojos y ví
El perro que solté a la propia carne
La fatalidad que me dominó con su
látigo
La pólvora de los muertos cargada en
el arma del vivir
La flacura del grito
La madre arrancada como un brazo
Me ví salivando a la rutina del asco
Sacando las manos por la ventanilla
de la rabia
Me ví fuerte para lo que no
estrangula
Puntual para lo que no sosiega
Despierta para lo que no se levanta
El niña iba perdiendo nitidez cuando
le acercaba la linternita
de los hombres
Yo fui un rostro angelical, una
lámpara de kerosene
volcada a la menor verdad
Una blusa que perdió su flor, su
escarapela
Yo soy incapaz de hacer planes
Qué parte estoy viviendo ahora del
espejo?
Qué brilla en el sudor de aquel
espanto? Que detalles me pierdo?
Haber sido fruto de la casualidad o
la ignorancia
Cómo era mi voz? Qué dejé al fuego y
abierto?
Qué olvidé dentro de los hombres?
Abrí los ojos
Encendí la maquinaria del animal
doméstico
Perdí todos los puntos de vista
Abandoné mi oscura importancia
Así cómo se mastica un autito de
plástico
Como se rompe la alcancía de los
sueños
llena de monedas falsas
Como se arroja un mantel
Así
En lo que tarda una semilla en brotar
En lo que tarda un dios en marcharse
Se habla cada vez con más certezas
Así,
como
el color del humo presume la voracidad del
fuego,
o el
cauce de un río su arrebato
por
cómo naces se adivina el carácter,
por la
línea de tu mano los hijos que te esperan,
por la
forma de tu cráneo la inteligencia,
por el
ancho de tus huesos tu fortaleza,
por
tus actos la magnitud de tu entierro
y por
tú cadáver
la
demora de tu olvido.
de La
vida en que sueñas
Laura García del Castaño (Córdoba, Argentina, 1979). Ha publicado varios libros de poesía, entre ellos: La vida en que sueñas (2012) y El animal no domesticado (2014)